Recetas

Es conveniente conservar la chirimoya a temperatura ambiente, pues cuando se refrigera, su maduración se detiene y su concha se ennegrece. La fruta estará en el punto óptimo para su consumo cuando cede a la presión suave de los dedos. La chirimoya es una fruta de sabor dulce y consistencia suave, por lo que se puede comer directamente, sin necesidad de cocción u aditivo alguno. Para llevarla a la mesa, basta con pelarla, cortarla en rebanadas y servirla en un plato, bañada con algo de jugo de naranja, parchita o limón ligeramente endulzado -que contribuirá a mantener el color blanco inmaculado que caracteriza a la chirimoya- y adornada con cáscaras de naranja y limón cortadas en juliana. No obstante lo dicho, existen exquisitas recetas que tienen a la chirimoya como ingrediente principal. He aquí una que hemos bautizado Chirimousse o Mousse de Chirimoya.

Se mezcla la chirimoya con el limón, para realzar el sabor. Se bate el azúcar con las yemas hasta que tengan una consistencia cremosa. Se disuelve la gelatina en el agua fría, se agrega el agua caliente, se le une luego la chirimoya, la mezcla de azúcar y huevos y la crema batida. Por último, se agregan las claras batidas con movimientos envolventes. Se vierte en moldes, individuales y se refrigera por 3-4 horas. Para servir, se desmolda en un plato (para facilitar la tarea, se puede hundir el molde por unos segundos en agua caliente) acompañada con moras o fresas en almíbar, colocadas a un lado. Se adorna con cáscara de limón cortada en juliana.

Independiente de la forma la modalidad adoptada para acercarse al sabor de la chirimoya, quien lo haga, seguramente comprenderá porqué el padre Bernabé Cobo en su Historia del Nuevo Mundo, se refirió a ella como “… la fruta mejor y más regalada de todas las naturales de Indias…”

Fuente: eraecologica.org