Cuando llegué frente al restaurante situado estratégicamente en el centro de la ciudad, quedé impresionado por el vestíbulo que tenia. Se accedía a través de cuatro escalones de mármol que partían desde la ancha acera donde continuamente pasaban personas y mas personas. Una vez pasé el umbral de la puerta, me recibió el director del mismo, el Sr. Gomez.
Era un hombre con un refinado bigote de color blanco como la nieve, al igual que su pelo, muy rizado en sus laterales. A juzgar por su fuerte apretón de manos, de forma enérgica me transmitió una fuerte seguridad en si mismo. Cerca de nosotros, cómodos sillones de recepción, de color granate se destacaban de forma muy solemne. En uno de ellos, había sentada una señora de avanzada edad que a juzgar por las palabras con qué se dirigió a ella , se notaba que era alguien de peso dentro del precioso local. Inclinándose ligeramente le murmuró. – SEÑORA LEONOR, ESTE ES JOAN, EL SEGUNDO COCINERO TAL COMO LE COMENTÉ QUE VENDRÍA ESTA MAÑANA, TIENE MUY BUENAS REFERENCIAS DE ANTERIORES TRABAJOS COMO COCINERO- Ella sin apenas poderse levantar debido a un problema en la pierna, hizo el gesto de empuñar su bastón de color nácar para ponerse de pie . - NO, POR FAVOR- Le dije.
Entonces sus únicas palabras hacia mí fueron estas . -ESPERO QUE TU ESTANCIA LABORAL EN MI RESTAURANTE SEA TAMBIÉN FRUCTÍFERA PARA TI, YA QUE COMO CHEF, TENDRÁS AL SR. RAUL, UN GRAN PROFESIONAL DE LA PROFESIÓN- Yo le contesté muy amablemente con estas palabras - SEGURO QUE ME ENCANTARÁ TRABAJAR PARA USTED, YA QUE SU ESTABLECIMIENTO GOZA DE UN GRANDÍSIMO PRESTIGIO EN EL MUNDO DE LA RESTAURACIÓN Y SEGURO QUE ME IRÁ BIEN PARA LLENAR A UN MAS, MI SACO DE EXPERIENCIAS- Y ella, sonrió.
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