El calimocho, bebida festiva e improvisada.

El calimocho está unido al puerto viejo de Algorta, en un extremo del Abra de Bilbao, en el extremo del municipio deGetxo. El pequeño puerto alberga ahora a unas pocas txalupas de pescadores pero hasta el siglo XIX era la base de los prácticos que competían en auténticas regatas de traineras, para ser los primeros en abordar a los veleros que se dirigían a Bilbao, con el fin de asesorarles acerca de cómo superar los cambiantes bancos de arena que había frente a Portugalete. Pero como el lector ya imagina, la verdadera y poco conocida significación histórica de este santo lugar y el motivo por el cual debería de ser un centro de peregrinación de juerguistas de todo el mundo es el haber albergado el proceso de invención de la bebida conocida como calimocho.

Los autores del alumbramiento del calimocho, al igual que en el caso de la penicilina y otras sustancias de gran repercusión, lo hicieron fortuitamente; incluso puede afirmarse que movidos por un “estado de necesidad”. Se trataba de una cuadrilla de unos veinticinco chicos y chicas, de entre 16 y 19 años de edad, que había asumido la organización de las fiestas del Puerto Viejo. Aquel verano de 1972, después de haber realizado un viaje de estudios a las Fiestas de San Fermín para inspirarse, organizaron un programa de festejos que fue aprobado por el Alcalde de Getxo (sr. Zubiría).

Puerto viejo de Algorta - España Fascinante

Lo primero que debieron de hacer los organizadores fue saldar las deudas de las fiestas del año anterior con los proveedores de refrescos, así como el pago por adelantado de la primera remesa de bebidas, algo que consiguieron mediante la venta de programas y de pañuelos. Con el dinero restante se fueron a Bilbao a comprar cinco cabezas de cabezudos.

Con ayuda de unos empleados municipales, la cuadrilla puso una tabla de madera que hacía las veces de barra de bar en los bajos de Etxetxu donde instalaron las bebidas adquiridas. Carentes de neveras, los entusiastas organizadores pusieron hielo en unos contenedores metálicos, enfriando así las botellas. Además de bebidas frías habían adquirido dos mil litros de vino cosechero a un vinatero local, al precio de 16,50 pesetas el litro. En cuanto a la limpieza de los vasos y platos, al carecer de un grifo con agua corriente, pusieron una gran cuba de plástico y la rellenaron de agua; una vez muy utilizada la tiraban en un desagüe y cruzaban la plaza para reponer su contenido en la fuente.

En la mañana del sábado 12 de agosto de 1972, el primer día de las fiestas, aparecieron por el bar dos chiquillas de unos once años tocando el txistu. Olatz, la hija del vinatero de Algorta que les había vendido el vino, y su amiga Idoia fueron aposentadas en una parte del bar y suministradas de refrescos, por lo que se quedaron amenizando con su música a los primeros curiosos que se acercaban al puesto.

Conforme avanzó la mañana se fueron acercando los primeros adultos a tomarse un chiquito (pequeño vaso de vino tinto). Estos solían ingerir un sorbo, pagar e irse. Hasta que uno les dijo que el vino estaba picado y que iban a envenenar a la gente con ese género. Los organizadores eran poco dados al vino y aún menos duchos en materia contractual, por lo que no habían tomado la precaución de probarlo antes. Al probarlo todos y comprobar que era cierto se montó un gran revuelo entre la cuadrilla, pues la venta de vino estaba previsto que fuera la mayor parte de los ingresos de las fiestas. Preocupada por el follón que había organizado la incompetencia de su padre, Olatz se puso a llorar.

probando el primer calimocho - España Fascinante

Los chiquiteros la consolaron, tratando de sosegar el nerviosismo creado. Fueron probando más botellas de vino y dictaminaron que todo él estaba picado; uno de ellos, que era médico, explicó que el vino picado no era perjudicial para la salud, sino sólo desagradable al gusto. Entre tanto, las niñas se tranquilizaron y reanudaron sus interpretaciones de txistu para elevar los ánimos.

Alguno de los parroquianos incluso se acercó al vecino bar Arrantzale para comprar una botella de vino que permitiera beber dignamente mientras los compasivos adultos les sugirieran qué hacer para salvar las fiestas. Uno de los parroquianos aventuró la idea de que mezclaran el vino con algún refresco, a ver qué tal quedaba. Comenzaron los ensayos, mientras los txikiteros actuaban de improvisado focus group en las catas. A pesar de la general aversión de los parroquianos hacia la Coca Cola, varios de ellos opinaron que era la que mejor ocultaba el sabor del vino, resultando éste digerible. Uno de ellos incluso apuntó que había quien llamaba a esta combinación “Rioja Libre” (al estilo del “Cuba Libre” hecho con ron y Coca Cola) y que lo tomaban algunos sibaritas de Bilbao.

preparando el calimocho en la bañera - España Fascinante

Probando las cantidades de Coca Cola necesaria para ocultar el mal sabor del vino, llegaron a la regla de que era necesario igualar la cuantía de vino y refresco. De este modo deberían de poder colocar a la clientela cuatro mil litros de ese brebaje para desembarazarse de todas las existencias de vino. Uno opinó que eso no lo conseguirían vender ni en toda Vizcaya en todo un año, mucho menos en unos pocos días de fiestas algorteñas.

Hubo quien opinó que ayudaría el no decir de qué se trataba el brebaje, así como ponerle un nombre atractivo. Los organizadores se fueron a almorzar con las tareas de encontrar urgentemente un suministro masivo de Coca Colas, un lugar en el que mezclar las bebidas, envases para estas y un nombre para semejante cocktail. El suministro se consiguió a través de un conocido que trabajaba en la distribuidora, el problema de donde mezclar el vino y la Coca Cola se resolvió con la traída de una vieja bañera, que fue instalada en el puesto, y el envasado se arregló buscando botellas vacías por los bares y casas cercanas, y lavándolas a continuación en la fuente.

Cansados de pensar, por allí apareció un chico del pueblo de Erandio, bastante feo, al que llamaban “Calimero”; un nombre que gustó. Alguien comentó que en vascuence feo se dice motxo por lo cual surgió el nombre de Calimocho que fue rápida y unánimemente adoptado por todos. Así, el sábado 12 de agosto de 1972, por la mañana se dio con la fórmula mágica y hacia las cinco de la tarde se inventó el nombre calimocho. Años después, una vez popularizada la bebida, una marca de refrescos registró el nombre calimocho para su uso comercial en todo el mundo; de forma legal, pero sin permiso de sus inventores.

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Comentarios

  • Jajajaja|||

    Que bueno Ramon|||

  • !Qué Buen artículo!

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