Foros de Cocina

LA INJUSTICIA DE MUCHOS INJUSTOS.

Como ya empieza  a ser tarde, en el hospital no me dejan quedar más tiempo para seguir haciendo compañía a mi compañera de trabajo y gran amiga Olga la cocinera del cuarto frio. Hace cinco días tuvo un accidente con su coche cuando terminamos el turno de cenas, sobre las doce y media de la noche. Un desaprensivo cargado de alcohol, le dio un fuerte golpe por la parte izquierda del conductor que era ella y al no respetar el individuo el semáforo en rojo le empotró su coche contra el lateral. Olga está muy grave y los médicos son pesimistas en cuanto a su recuperación. Ella y yo, nos hicimos muy amigos desde que trabajábamos en el restaurante.

Andando muy pensativo por lo que le pueda pasar, cojo mi coche de uno de los aparcamientos cerca del gran hospital para dirigirme a la pensión donde el  Sr. Pous dueño del restaurante donde trabajamos, nos costea a las más de diez personas, que vivimos lejos de la ciudad.   Atravieso la larga avenida después de haber bajado la cuesta bastante pronunciada por donde se accede al hospital. Hay bastantes coches circulando en ambos sentidos y de pronto, observo como un automóvil a toda velocidad choca frontalmente con otro que iba a una marcha adecuada a la zona.  Me encuentro  justo detrás del pobre que recibe el choque. Un hombre con evidentes síntomas de embriaguez, sale del vehiculo que invadió la calzada. Del automóvil contiguo al mío, el que recibió sin tener la mínima culpa, se apea un padre de familia que lleva a su esposa y a sus dos hijos, por suerte, el encontronazo no ha sido grave y ahora pienso. ¿Porqué por culpa de los demás suceden estas cosas? Esta gente irresponsable que juega con la vida de personas inocentes debería recaerles todo el peso de la ley Al ver que no ha sido nada, sigo con mi camino.

Al día siguiente, me entero de dos noticias. La una, que el conductor invasor iba sin seguro y la otra, la que me marcó sin duda alguna por el resto de mi vida hasta hoy, es que Olga falleció. Que injusta es la vida y que injusto es el comportamiento de muchas personas. Con lo fácil que sería que todos tuviésemos nuestra responsabilidad  con  nuestros hechos y un comportamiento ejemplar para los demás, al fin y al cabo, todos estamos en el mismo tren de la vida  del cual nunca sabremos si llegaremos hasta la última estación.

MUSLOS DE POLLO AL VERMUT

Salpimentar 4 muslos de   pollo previamente embadurnados con manteca de cerdo, con su respectiva sal, pimienta y un poco de tomillo. Meter al horno a 190 grados. A  los quince minutos, rociar con mitad vermut  y mitad zumo de naranja. Una vez reducidas ambas cosas, añadir 300 gr, de pasas de corinto. Cocer cinco minutos más o hasta que la carne se desprenda del hueso, cosa que comprobaremos con dos tenedores.

Acompañar con judías blancas    que habremos dejado unos minutos en la salsa.