Me levanto con la garganta seca, estoy enfadado conmigo mismo parezco un enchufe por el que pasa mas corriente de la que puede soportar. Medio dormido aun, me dirijo al bolsillo de mi pantalón colgado en una percha de hierro colgada a un lateral de la cama y cerca de una ventana de pequeñas dimensiones donde se observa a lo lejos montañas y mas montañas que son acariciadas por un río que pasa justamente por debajo de mi habitación. Me pongo a mirar el exterior y pienso. Que tonto soy, mira que meterme humo dentro de mi cuerpo con lo bonita que es la claridad de la naturaleza y el cielo azul. Cuando tengo el cigarrillo encendido, lo apago en el cenicero que una marca de vermouth tiene inscrita su frase comercial impresa. –NUNCA MÁS FUMARÉ EN MI VIDA- Me digo a mi mismo en voz alta dando órdenes a mi cerebro mientras estrujo con fuerza la cajetilla que ya solo contenía tres o cuatro cigarros de esta droga autorizada. Arrastro las zapatillas que me regaló una amiga mía y me dirijo al baño para ducharme convenientemente para vestirme y bajar ya en la cocina del hotel restaurante, donde dos cocineros más y yó dormíamos en las tres habitaciones situadas en la parte superior del gran edificio. Al cabo de media hora, más o menos, avanzo por el pasillo y llamo a Rosalía, la ayudanta, ya que siempre decía que le despertara puesto que al tener siempre un sueño muy profundo nunca lo oía. No tarda mucho en asomar a través de su puerta entre abierta, su cabeza muy despeinada como si un fuerte viento le hubiera pasado por encima.- GRACIAS JOAN, YA ME LEVANTO. CUANDO LLEGUE A LA COCINA, ENCENDERÉ LOS HORNOS, PONDRÉ AGUA A HERVIR, PELARÉ UNAS CUANTAS CEBOLLAS, TAMBIÉN AJO Y PEREJIL Y ALGUNAS PATATAS- -ASI ES ROSALÍA, VEO QUE TIENES BIEN APRENDIDA LA LECCIÓN, YA SABES QUE LA PREPARACIÓN ES IMPORTANTE PARA ADELANTAR TIEMPO- Sonrió, me guiñó un ojo y se metió de nuevo en la habitación.
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